Algunas
palabras-clave de la prospectiva y de la estrategia
Prospectiva:
anticipación para esclarecer la acción. Esta « indisciplina intelectual »
(Pierre
Massé) tiene que ver con « ver de lejos , largo y profundo» (Gaston Berger),
pero también con (innovación y conjunto (apropiación). La visión global, voluntaria
y a largo plazo, se impone para dar sentido a la acción.
Previsión:
previsión de futuro debido a un grado de confianza.
Planificación:
« la planificación consiste en concebir un futuro deseado así como los
medios
reales para coseguirlo » (R.L. Ackoff).
Estrategia:
conjunto de reglas de conducta de un actor que le permitan conseguir sus
objetivos y
su proyecto.
Táctica(s):
casi siempre en plural, ya que se trata de vías y medios para alcanzar los
objetivos de
la estrategia en función de las circunstancias.
Planificación
estratégica: concepto aparecido a finales de los 60 (Igor Ansoff para
traducir el hecho de que la
planificación de empresa debía tener en cuenta cada vez más
las turbulencias del entorno (dicho
estratégico) y adaptar, en consecuencia, sus objetivos.
Gestión
estratégica : concepto lanzado a mediados de los 70, siempre por Igor Ansoff,
para
establecer las condiciones que permitan a las estructuras y a las
organizaciones adaptarse a un mundo cada vez más turbulento.
Prospectiva
estratégica: concepto de los años 90 donde la anticipación de la prospectivas e
pone al servicio de la acción estratégica y proyecto de la empresa
Una imaginación
acotada, sistemática y enmarcada en lógicas fundamentadas. Esto implica
diferenciarse de cualquier razonamiento solo intuitivo, alejado de los datos
existentes y las tendencias arraigadas.
Una comprensión de
las regularidades, las rupturas y las coevoluciones,
es decir, la
aceptación de que las fuerzas y las multicausalidades parten
de lo existente y no
de del deseo de quien realiza el ejercicio prospectivo.
Comprender las
regularidades supone conocer las tradiciones y todo lo
que tiende a
repetirse, ya sea por costumbre, por causas naturales o por
voluntad de ciertos
actores sociales que tienen capacidad para imponer un derrotero determinado en
un momento histórico específico.
Una capacidad de
detección de los "acontecimientos", es decir, aquellas
situaciones que, por
su influencia e importancia pueden torcer, cambiar,
modificar,
tergiversar o alterar ciertas regularidades, tradiciones,
continuidades o
procesos.
Motivación por el
cambio y el liderazgo para la construcción de agendas.
Reflexividad
disciplinaria (socioanálisis cognitivo) y vigilancia
Epistemológica.
De los
deseos de la prospectiva a la realidad de la estrategia.
Siempre es
tentador tomar los deseos como realidades. De cualquier modo, porque existan
unas visiones de futuro o unos escenarios que parezcan deseables no se debería,
ni vemos necesario que sería conveniente, detener la opción o el proyecto estratégico
de la empresa, en función esta única visión proactiva. También es necesario
mostrarse preactivo y saber prepararse para los cambios que se esperan que se
produzcan en el entorno futuro de la empresa.
Todos los
escenarios posibles no son igualmente probables o deseables y por tanto es necesario
distinguir los escenarios de entorno general de la estrategia de los actores.
Así, el
éxito de la palabra escenario ha conducido a cierto abuso y confusión con la estrategia
que es conveniente aclarar. Sería
juicioso distinguir entre una fase exploratoria que persiga la identificación
de los retos de futuro y una fase normativa que busque la definición de las
opciones estratégicas posibles y deseables para que la empresa, frente a estas
apuestas, pueda mantener bien el rumbo de su nave.
La
distinción entre estas dos fases está más que justificada si entendemos que la elección
de las estrategias está condicionada por la incertidumbre, más o menos grande,
que pesa sobre los escenarios y por la naturaleza, más o menos contrastada, de
los que, entre dichos escenarios, son los más probables.
¿Qué
estrategias, para qué escenarios?
No existen estadísticas sobre el futuro. Con
frecuencia, frente al porvenir, el único elemento de información disponible que
tenemos es el propio juicio personal que tenemos. En consecuencia, es necesario recoger otras
opiniones para forjarnos la nuestra y
realizar las apuestas en forma de probabilidades subjetivas. Como le ocurre a un
jugador en el casino, se necesita realizar un conjunto de jugadas para poder
apreciar la calidad de las apuestas.
La calidad
de los expertos a los que se pregunta plantea, a su vez, otro interrogante. Nuestra
convicción es simple en este caso: En la medida que un experto representa una
opinión característica de un grupo de actores, su punto de vista a considerar
es interesante. No olvidemos que, precisamente, a partir de esta visión de
futuro, con razón o sin ella, es cómo estos actores van a orientar sus propias
acciones.
La
incertidumbre sobre el futuro puede apreciarse a través del número de
escenarios que se reparten el campo de lo probable. En principio este número es
más elevado en función de que la incertidumbre sea mayor; pero solo en
principio porque es necesario tener en cuenta la diferencia del contenido entre
los escenarios: los más probables pueden ser muy próximos o muy contrastado
Las cinco
cuestiones fundamentales de la prospectiva estratégica En conclusión, si la
prospectiva y la estrategia son dos amantes íntimamente
relacionados,
permanecen diferenciados y distintos y es bueno y conveniente
separarlos:
1) el tiempo
de la anticipación, es decir de la prospectiva de los cambios posibles y deseables,
2. El tiempo de la preparación de la acción: es
decir, la elaboración y la evaluación de las opciones estratégicas posibles
para prepararse a los cambios esperados (pre actividad) y provocar los cambios
deseables (pro actividad).
Conclusión
práctica para los decisores: A partir de ahora, cuando establezcan un plan de
actuación, abran tres columnas, una para la reactividad, otra para la preactividad
y finalmente, otra para la pro actividad. Ninguna de ellas debería
quedar ni
demasiado llena o ni demasiado vacía. Naturalmente, en un contexto de crisis,
la reactividad prevalece sobre el resto y en un contexto de crecimiento, es preciso
anticipar los cambios y provocarlos, fundamentalmente, por medio de la innovación
Frente a la
complejidad de los problemas, los hombres no están desarmados. Ellos han
labrado las herramientas que tan útiles le s son hoy en día. En efecto, si el
mundo cambia, también subsisten invariantes y similitudes en la naturaleza de
los problemas con que se tropiezan los hombres. Olvidándonos de la herencia acumulada,
nos privaríamos de palancas potentes y perderíamos mucho tiempo reinventando el
filo del cuchillo para cortar la mantequilla. Es preciso mantener la memoria
acerca de los métodos para enriquecerlos mejor.
El sueño del
clavo y el riesgo del martillo En lo que concierne a las herramientas de la
prospectiva estratégica, es preciso recordar su utilidad: estimular su
imaginación, reducir las incoherencias, crear un
lenguaje
común, estructurar la reflexión colectiva y permitir la apropiación. Sin embargo,
tampoco hay que olvidar sus limitaciones y las ilusiones que se derivan de la
formulación: las herramientas no deben sustituir a la reflexión ni frenar la
libertad de elección. De este modo es como luchamos para eliminar dos errores
sistemáticos:
Ignorar que
el martillo existe cuando encontramos un clavo suelto —el sueño del clavo— o,
por el contrario, debido a que conocemos el uso del martillo terminar por creernos
que todos los problemas se asemejan a un clavo —el riesgo del martillo—
La
planificación estratégica por escenarios La prospectiva estratégica pone la
anticipación al servicio de la acción, difundiéndose en las empresas y las administraciones.
Los años 80 y 90 han estado marcados por el desarrollo de la planificación estratégica
por escenarios especialmente entre las grandes empresas del sector energético
(Shell, EDF, Elf), sin duda debido a los choques petrolíferos pasados y
futuros.
Desde
comienzos de los años 80, hemos trabajado en desarrollar las importantes sinergias
potenciales entre prospectiva y estrategia. La síntesis efectuada se presenta bajo
la forma de una metodología integrada de planificación estratégica por escenarios.
Un escenario
es un conjunto formado por la descripción de una situación futura y un camino
de acontecimientos que permiten pasar de una situación original a otra futura.
La palabra escenario es utilizada abusivamente para calificar no importa que juego
de hipótesis. Recordemos que las hipótesis de un escenario deben cumplir simultáneamente
cinco condiciones: pertinencia, coherencia, verosimilitud, importancia y
transparencia.
Se
distinguen de hecho dos grandes tipos de escenarios:
-
exploratorios: partiendo de las tendencias pasadas y presentes, conducen a
futuros
verosímiles
-
anticipación o normativos: construidos a partir de imágenes alternativas del
futuro,
podrán ser deseables o por el contrario rechazables. Son concebidos de
forma retroproyectivo.
Estas etapas
son las siguientes:
-
identificar las variables clave, este es el objetivo del análisis estructural
- analizar
el juego de actores con el fin de plantear las preguntas clave para el
futuro.
- reducir la
incertidumbre sobre las cuestiones clave y despejar los escenarios del entorno
más probables gracias a los métodos de expertos.
Recogemos
estas etapas en esquema adjunto:
La primera
etapa tiene por objetivo analizar el problema expuesto y delimitar el sistema a
estudiar. Se trata, en este momento, de situar el método prospectivo en su contexto
socio-organizacional, a fín de iniciar y de simular el conjunto del proceso con
la ayuda de los talleres de prospectiva.
La segunda
etapa se basa en elaborar una radiografía completa de la empresa desde el Know-How
hasta las líneas de producto, materializado en el árbol de competencias.
La tercera
etapa identifica las variables-clave de la empresa y de su entorno con la ayuda
del análisis estructural.
La cuarta
etapa intenta comprender la dinámica de la retrospectiva de la empresa, de su
entorno, de su evolución, de sus fuerzas y debilidades en relación a los
principales actores de su entorno estratégico. El análisis de los campos de
batalla y de los retos estratégicos permite descubrir las cuestiones clave para
el futuro.
La quinta
etapa busca reducir la incertidumbre que pesa sobre las cuestiones clave de futuro.
Se utilizan eventualmente los método s de encuesta a expertos, para poner en evidencia
las tendencias de peso, los riesgos de ruptura y finalmente descubrir los escenarios
de entorno más probables.
La sexta
etapa pone en evidencia los proyectos coherentes, es decir, las opciones estratégicas
compatibles a la vez con la identidad de la empresa y con los escenarios más
probables de su entorno.
La séptima
etapa se consagra a la evaluación de las opciones estratégicas; un estudio racional
incitaría a apoyarse en un método de elección multicriterio, pero raramente es
este el caso; con esta etapa finaliza la fase de reflexión previa antes de la
decisión y la acción.
La octava
etapa del proyecto, es la elección de la estrategia, es la etapa crucial porque
se trata de pasar de la reflexión a la decisión. Las apuestas estratégicas y la
jerarquización de objetivos son resultado de la decisión de un comité de
dirección o de su equivalente.
La novena
etapa se dedica enteramente a la puesta en marcha del plan de acción. Implica
los contratos de objetivos (negociado s o suscitados), la puesta en marcha de un
sistema de coordinación y de seguimiento y también del desarrollo de una vigía estratégica
(externa).
Debemos
señalar que el desarrollo de esta metodología integrada, no tiene porque ser
totalmente lineal. Comprende varios bucles de retroalimentación posibles, especialmente
de la etapa 9 a la 4. La puesta en marcha de un plan de acción y los resultados
de la vigía estratégica pueden conducir, en ciertos casos, a reconsiderar la dinámica
de la empresa en su entorno.
En este
esquema de la planificación es estratégica por escenarios, la apropiación colectiva
prepara la acción eficazmente sin impedir por otra parte el carácter restringido
y en parte confidencia de las decisiones estratégicas.
El paso de
la reflexión prospectiva a la acción estratégica supone en todo momento, una
apropiación por parte de los actores afectados. Es decir, no solo los cuadros dirigentes,
sino también el personal, debe estar implicado al máximo en las diferentes
etapas sin alterar el carácter necesariamente confidencial de ciertas apuestas
estratégicas. Para lograr el paso de la reflexión a la acción, es preciso pasar
por la apropiación: los tres componentes del triángulo griego.
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